Miguel Primo de Rivera Jerez de la Frontera, 8 de enero de 1870 – París, 16 de marzo de 1930.
Hijo de Miguel Primo de Rivera y Sobre monte y de Inés Orbaneja y Pérez de Grandallana, Miguel Primo de Rivera pertenecía a una familia jerezana de gran tradición militar.
Su tío Fernando Primo de Rivera y Sobremonte distinguido durante la Tercera Guerra Carlista, gobernador de Filipinas y varias veces ministro de la Guerra.
Su abuelo, José Primo de Rivera, participó en la Guerra de la Independencia y luego en la de la Emancipación Americana.
A la edad de catorce años ingresó en la Academia Militar tras completar la instrucción, fue destinado a Melilla, destino en el que logró una serie de rápidos ascensos que le llevaron al grado de capitán. Desarrolló la mayor parte de su carrera militar en destinos coloniales, como Marruecos, Cuba (1895–1897) y Filipinas. En 1908, fue ascendido a coronel. En 1909 fue destinado al norte de África, tomando parte en la Guerra de Marruecos. En 1912 fue nombrado general de brigada, por sus méritos militares. Era el primer militar de su promoción en llegar al generalato. En 1915 volvió a la península, como gobernador militar de Cádiz.
En noviembre de 1921, tras sus declaraciones a favor del abandono de las colonias norteafricanas («Yo estimo, desde un punto de vista estratégico, que un soldado más allá del Estrecho, es perjudicial para España»), fue destituido de su destino por el gobierno, ferviente partidario de la permanencia en África. En mayo de 1922 fue nombrado capitán general de Barcelona. Desde este puesto, tuvo que enfrentarse a la conflictividad social de la época en Barcelona: terrorismo anarquista, pistolerismo patronal, auge del catalanismo, al tiempo que la descomposición del sistema de partidos de la Restauración creaba una situación insostenible de inestabilidad ministerial. En Barcelona Primo de Rivera se ganó el apoyo de los sectores más conservadores de la Lliga Regionalista
Como reacción a esta situación Primo de Rivera, de ideales militaristas, nacionalistas y autoritarios, dio un golpe de Estado (13 de septiembre de 1923) con el apoyo de diversos sectores de la sociedad española (militares, industriales y sectores conservadores en general), suspendiendo la constitución de 1876, prohibiendo la libertad de prensa, disolviendo el Gobierno y el Parlamento e implantando un régimen dictatorial dirigido por un Directorio Militar.
Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
jueves, 22 de marzo de 2012
2-La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Frente a la interpretación tradicional del periodo comprendido entre 1923 y 1930 como un paréntesis en la historia de España, acogiéndose a las propias palabras del dictador, recientes investigaciones apuntan a que la balsa de aceite y el adormecimiento sólo constituían mera apariencia. La “letra a noventa días” con que Miguel Primo de Rivera se presentó al país, dispuesto en tan breve plazo de tiempo a restablecer el orden público y abandonar de inmediato la escena política, poco tenía que ver con la realidad. Se produjo, por el contrario, un sexenio de férreo control gubernamental, en el que se consumó el hundimiento definitivo de los viejos partidos dinásticos de la Restauración y fracasaron estrepitosamente los conatos reformistas de impronta monárquica (maurismo, mellismo).
3-El establecimiento de la dictadura.
El golpe de estado:
En el Manifiesto de los sublevados se invocó la salvación de España de "los profesionales de la política". Con el apoyo del ejército, de la burguesía catalana y de los terratenientes andaluces, Alfonso XIII no pone mayores obstáculos a nombrar Presidente del Gobierno a Primo de Rivera en su calidad de dictador militar el 15 de septiembre. La dictadura sólo fue contestada por los sindicatos obreros y los republicanos, cuyas protestas fueron inmediatamente acalladas con la censura y la represión. Se creó un Directorio Militar con nueve generales y un almirante, cuya finalidad en sus propias palabras era "poner España en orden" para devolverla después a manos civiles. Se suspendió la Constitución, se disolvieron los ayuntamientos, se prohibieron los partidos políticos, se crearon los Somatenes como milicias urbanas y se declaró el estado de guerra.
- El 13 de septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se sublevó contra el Gobierno y dio un golpe de Estado con el apoyo de la mayoría de las unidades militares. La reunión prevista de las Cortes Generales para fechas inmediatamente posteriores con el objetivo de analizar el problema de Marruecos y el papel del ejército en la contienda fueron el detonante último de la sublevación. A esta situación se une una grave crisis del sistema monárquico que no acaba de encajar en un siglo XX marcado por la revolución industrial acelerada, un papel no reconocido a la burguesía, tensiones nacionalistas y unos partidos políticos tradicionales incapaces de afrontar un régimen democrático pleno. Previamente, Antonio Maura había desaconsejado al rey la posibilidad tanto de un golpe de estado como del establecimiento de cualquier sistema autoritario. El 14 de septiembre el gobierno legítimo había pedido al rey la destitución inmediata de los generales sublevados, concretamente José Sanjurjo y el propio Primo de Rivera, y la convocatoria de las Cortes Generales, pero el monarca dejó pasar las horas hasta que finalmente se mostró abiertamente a favor del golpe.
En el Manifiesto de los sublevados se invocó la salvación de España de "los profesionales de la política". Con el apoyo del ejército, de la burguesía catalana y de los terratenientes andaluces, Alfonso XIII no pone mayores obstáculos a nombrar Presidente del Gobierno a Primo de Rivera en su calidad de dictador militar el 15 de septiembre. La dictadura sólo fue contestada por los sindicatos obreros y los republicanos, cuyas protestas fueron inmediatamente acalladas con la censura y la represión. Se creó un Directorio Militar con nueve generales y un almirante, cuya finalidad en sus propias palabras era "poner España en orden" para devolverla después a manos civiles. Se suspendió la Constitución, se disolvieron los ayuntamientos, se prohibieron los partidos políticos, se crearon los Somatenes como milicias urbanas y se declaró el estado de guerra.
4-Fases de la dictadura.
El directorio militar:
- Las primeras decisiones del dictador fueron espectaculares y marcaron un rumbo muy claro para toda la clase política, social y económica de España de cómo se iba a gobernar.A la disolución de las Cortes se unió el día 18 de septiembre un decreto que prohibía el uso de otra lengua que no fuera el castellano, ni de símbolos como banderas vascas o catalanas. se restringieron las libertades políticas, se anuló el sistema de representación, se supendieron las garantías constitucionales y se censuraron las publicaciones de la prensa.
El directorio civil:
- El 3 de diciembre de 1925 se restableció el cargo de Presidente del Consejo de Ministros y se estableció lo que se conoce como directorio civil, con hombres que no provenían del antiguo sistema de partidos, entre los que se encontraban José Calvo Sotelo como ministro de Hacienda, Galo Ponte y Escartín como ministro de Gracia y Justicia y Eduardo Callejo de la Cuesta como ministro de Instrucción Pública, entre otros. No obstante, la Constitución permaneció suspendida.
5-EL PANORAMA INTERNACIONAL
Los sistemas democráticos, también empeoraban en el resto de Europa: El fascismo se implanta en Italia en 1922, se funda en Alemania el NSDAP, la Revolución Bolchevique de 1917 queda sometida a la dictadura de Stalin y los regímenes totalitarios alcanzan a Portugal y Polonia. Primo de Rivera de Rivera de reunirá con Benito Mussolini, a quien elogiará y admirará, recogiendo así con agrado una parte importante del sistema corporativista que se estaba implantado en Italia y que pretendió importar a España. La extensión del modelo autoritario, de fuerte sentimiento nacionalista, muy crítico con los sistemas democráticos débiles y acomodados, unido a una rápida extensión en toda Europa de las ideas socialistas con amplio apoyo de las masas populares, fue un hecho muy inlfuyente en la reacción habida en España.
6-LA GUERRA EN ÁFRICA
El ejército español tenía un pensamiento pesimista a causa de la Guerra de Cuba, en la cual perdieron las colonias de Filipinas, Puerto Rico y Guam, y del Desastre de Annual, en 1921, en el cual murieron 12.000 soldados. Así que Primo de Rivera, se embarcó en Algeciras el 10 de julio de 1924, con el propósito de recuperar su prestigio y honor. No obstante este hecho, la sublevación en la zona del Rif en agosto dio pie a Primo de Rivera para sustituir a algunos generales e iniciar amplias operaciones militares que liberaron Xauen el 29 de septiembre, y permitieron evacuar otras zonas a finales de octubre. Más tarde,Abd el-Krim se enfrentó a España y Francia en Yebala, Tazarut y Beni-Terual, lo que obligó a un acuerdo entre ambos países en julio de 1925 y el inicio de operaciones militares el 5 de septiembre; hecho que a la larga le dio el triunfo en la Guerra del Rif con el desembarco de Alhucemas y la rendición de Abd el-Krim en 1927
7- Economía Dictadura de Primo de Rivera
La política monetaria de 1923-1925
Los objetivos económicos no ocuparon un lugar de importancia en el programa del dictador y desempeñaron un papel muy subordinado en la política del directorio militar.
El episodio más significativo de este periodo fue la crisis bancaria que tuvo lugar en junio de 1924, cuando quebró el Banco Castilla, y en 1926, cuando cerró el Banco Sabadell. Seis entidades financieras importantes liquidaron y un gran número estuvo a punto de suspensión de pagos. Esas dificultades fueron las sufridas por el Banco Central, que de haber caído, habría ampliado las consecuencias para la economía nacional.
La retirada de depósitos comenzó a partir de 1924, que se prolongó hasta 1925. Generalmente la retirada masiva de depósitos se produce cuando los poseedores de éstos desconfían de la liquidez o solvencia de las entidades financieras y temen por la seguridad de sus activos. En otros casos, los bancos liquidan cuando registran importantes pérdidas de capital, o la rentabilidad de sus inversiones disminuye y sus beneficios se reducen o desaparecen.
Parece ser que la razón de quiebra de aquellos años fue la insolvencia. El descenso de los precios de las mercancías y valores privados que había tenido lugar a raíz de la conclusión de la I Guerra Mundial y que se extendió hasta 1923 trajo consigo un deterioro en la calidad de los préstamos e inversiones bancarias. Muchos bancos experimentan pérdidas de capital, a la vez que crecía el número de incobrables, sobre todo las instituciones vinculadas a sectores industriales. Es decir, las consecuencias de la I Guerra Mundial fueron la causa principal de las dificultades financieras, pero a esto le debemos añadir la falta de previsión y la inadecuada política de activos seguida por muchas entidades de crédito.
No fue hasta 1925 cuando se comenzó a hacer frente a la situación económica que se estaba desarrollando. Para entonces el nivel de depósitos bancarios había experimentado ya un considerable descenso y varias entidades habían presentado la suspensión de pagos. Fue Carlos Vergara Cailleux quién informó al consejo de la situación crítica de la banca, haciendo referencia especial a la situación del Banco Central, que había solicitado con urgencia el auxilio del Banco de España, pues las consecuencia que tendría para España la suspensión de pagos de éste serían incalculables, por lo tanto, se solicitó que la Comisión de Operaciones procediese con mayor libertad a la concesión de créditos para el Banco Central. Fue sólo en esta operación en la que el Banco de España participó en un salvamento financiero, adoptado ante las otras entidades una actitud pasiva, dejando que la crisis siguiera su curso, puesto que pensaban que las quiebras bancarias eran consecuencia de una mala gestión y que no era labor del Banco de España rescatar a todos aquellos bancos que habían caído en las especulaciones y excesos. En muchos casos era cierto, pero en otros no consideraron la situación de insolvencia causada por las relaciones entre las entidades de crédito y determinados sectores industriales afectados por la crisis de postguerra. Tampoco se tuvieron en cuenta las consecuencias que podría tener sobre el público del sistema financiero y sobre las expectativas empresariales las suspensiones de pagos.
Respecto a la política de tipos de interés, no fue hasta 1922 cuando comenzaron a realizar disminuciones de los mismos. Se supone que dicha bajada se debió al estancamiento que estaban sufriendo las operaciones comerciales del Banco, pues al estar los tipos de interés alto se estaba provocando un descenso de la actividad económica.
A partir de 1923 fue cuando se comenzó a notar una recuperación económica, aunque no es creído por diversos autores que “se deba a las diversas medidas adoptadas por las autoridades, tales como el arancel de Cambó o la rebaja del tipo de descuento del Banco de España.” Se piensa que esta recuperación económica es la producida normalmente después de que hubiese tocado fondo, a la vez que la economía europea comenzaba una fase de crecimiento.
En este periodo, desde el punto de vista de la política económica, los dos problemas que se quedaron sin resolver fueron la estabilidad de la moneda y la nivelación del presupuesto. Además, en 1925 aún no se había logrado formular una estrategia adecuada que pudiera conducir a la solución de ambos problemas.
Política monetaria de 1926-1929 . Calvo Sotelo
Fue a partir de 1925 cuando Europa comenzó a experimentar una expansión económica. En España también podríamos decir que fue a partir de este periodo cuando se comenzó a notar esa prosperidad económica, y las autoridades comenzaron a tomar medidas para tratar de estabilizar la peseta.
Los impulsos que ayudaron a que nuestra economía avanzara fueron sobre todo de la mano de la política fiscal, concretamente de los gastos públicos en inversión. La actividad del estado, estimuló la demanda agregada de bienes y servicios y generó un conjunto de economías internas y externas que facilitó la inversión privada en las actividades directamente productivas. Además, el crecimiento también fue debido al hecho de la aceleración no anticipada de la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero y por la depreciación del tipo de cambio de la peseta.
Calvo Sotelo, en su labor de Ministro de Hacienda, en un primer periodo se centró más en los problemas presupuestarios, dejando de lado a la política cambiaria. Sin embargo, a partir de 1928, fue la estabilización de la peseta y la posibilidad de adoptar el patrón oro su principal preocupación. Por lo tanto, durante ese primer periodo que abarca de 1926-1927, se intentó llegar a una nivelación del presupuesto mediante una política económica austera que no era sólo hacer economías en los presupuestos, sino más bien en intentar no amentarlos creando nuevos servicios. Se tenía una preferencia por la deuda a largo plazo, la necesidad de evitar los efectos perturbadores de las obligaciones del Tesoro sobre el mercado de dinero y la incertidumbre que conllevan los vencimientos cortos.
Fue a partir de 1928 cuando la atención se centró más sobre el tipo de cambio de la peseta, debido a la favorable evolución que estaba sufriendo la peseta. Esta evolución positiva fue debida a las expectativas de revalorización generadas por una creciente confianza en la situación política, económica y financiera de España, además de la mejora temporal de la balanza comercial debido al aumento de las exportaciones de vino y naranja y de la caída del precio de varios productos de importación.
Como ya hemos señalado, en el periodo anterior de la política de Calvo Sotelo, se había dejado que la peseta se revaluase, hasta que en 1927 nuestra moneda comenzó a sufrir una lenta pero continuada depreciación, por lo tanto fue en 1928 cuando las autoridades se enfrentaron al problema de la caída de la cotización en el exterior de la moneda. Ante las opciones que tenía Calvo Sotelo, y sabedor de ellas, sin embargo decidió no hacer nada y aplazar cualquier decisión sobre el tema, cuando para muchos autores resultaba obvio que con la depreciación de la peseta, ésta se iba a consolidar. El ministro sin embargo confió en una revaluación natural, aunque nada en España justificaba ese animado punto de vista, pues los precios en el mercado mundial mostraban una persistencia a la baja, además, ya en 1928 se comenzaba a n otra el desgaste político de la dictadura. Esa revalorización natural que Calvo Sotelo esperaba no llegó a producirse, sino todo lo contrario, pues la depreciación de la peseta se acentuó, por lo tanto, en 1928 la moneda española comenzó a recibir apoyo oficial en el mercado de divisas hasta enero de 1929, cuando se dio por terminada la primera fase de apoyo oficial. Hubo más tarde una segunda, que tampoco solucionó el problema que se estaba viviendo. Debido a estas situaciones, no fue hasta finales de 1928 cuando el ministro de Hacienda decidió adoptar una política monetaria deflacionista.
Calvo Sotelo dimitió en 1929, y Primo de Rivera reconoció que la intervención había sido un fracaso y un error, por lo que la dictadura finalizó sus días sin haber logrado estabilizar los cambios.
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