jueves, 22 de marzo de 2012

7- Economía Dictadura de Primo de Rivera




La política monetaria de 1923-1925
Los objetivos económicos no ocuparon un lugar de importancia en el programa del dictador y desempeñaron un papel muy subordinado en la política del directorio militar.
El episodio más significativo de este periodo fue la crisis bancaria que tuvo lugar en junio de 1924, cuando quebró el Banco Castilla, y en 1926, cuando cerró el Banco Sabadell. Seis entidades financieras importantes liquidaron y un gran número estuvo a punto de suspensión de pagos. Esas dificultades fueron las sufridas por el Banco Central, que de haber caído, habría ampliado las consecuencias para la economía nacional.
La retirada de depósitos comenzó a partir de 1924, que se prolongó hasta 1925. Generalmente la retirada masiva de depósitos se produce cuando los poseedores de éstos desconfían de la liquidez o solvencia de las entidades financieras y temen por la seguridad de sus activos. En otros casos, los bancos liquidan cuando registran importantes pérdidas de capital, o la rentabilidad de sus inversiones disminuye y sus beneficios se reducen o desaparecen.
Parece ser que la razón de quiebra de aquellos años fue la insolvencia. El descenso de los precios de las mercancías y valores privados que había tenido lugar a raíz de la conclusión de la I Guerra Mundial y que se extendió hasta 1923 trajo consigo un deterioro en la calidad de los préstamos e inversiones bancarias. Muchos bancos experimentan pérdidas de capital, a la vez que crecía el número de incobrables, sobre todo las instituciones vinculadas a sectores industriales. Es decir, las consecuencias de la I Guerra Mundial fueron la causa principal de las dificultades financieras, pero a esto le debemos añadir la falta de previsión y la inadecuada política de activos seguida por muchas entidades de crédito.
No fue hasta 1925 cuando se comenzó a hacer frente a la situación económica que se estaba desarrollando. Para entonces el nivel de depósitos bancarios había experimentado ya un considerable descenso y varias entidades habían presentado la suspensión de pagos. Fue Carlos Vergara Cailleux quién informó al consejo de la situación crítica de la banca, haciendo referencia especial a la situación del Banco Central, que había solicitado con urgencia el auxilio del Banco de España, pues las consecuencia que tendría para España la suspensión de pagos de éste serían incalculables, por lo tanto, se solicitó que la Comisión de Operaciones procediese con mayor libertad a la concesión de créditos para el Banco Central. Fue sólo en esta operación en la que el Banco de España participó en un salvamento financiero, adoptado ante las otras entidades una actitud pasiva, dejando que la crisis siguiera su curso, puesto que pensaban que las quiebras bancarias eran consecuencia de una mala gestión y que no era labor del Banco de España rescatar a todos aquellos bancos que habían caído en las especulaciones y excesos. En muchos casos era cierto, pero en otros no consideraron la situación de insolvencia causada por las relaciones entre las entidades de crédito y determinados sectores industriales afectados por la crisis de postguerra. Tampoco se tuvieron en cuenta las consecuencias que podría tener sobre el público del sistema financiero y sobre las expectativas empresariales las suspensiones de pagos.
Respecto a la política de tipos de interés, no fue hasta 1922 cuando comenzaron a realizar disminuciones de los mismos. Se supone que dicha bajada se debió al estancamiento que estaban sufriendo las operaciones comerciales del Banco, pues al estar los tipos de interés alto se estaba provocando un descenso de la actividad económica.
A partir de 1923 fue cuando se comenzó a notar una recuperación económica, aunque no es creído por diversos autores que “se deba a las diversas medidas adoptadas por las autoridades, tales como el arancel de Cambó o la rebaja del tipo de descuento del Banco de España.” Se piensa que esta recuperación económica es la producida normalmente después de que hubiese tocado fondo, a la vez que la economía europea comenzaba una fase de crecimiento.
En este periodo, desde el punto de vista de la política económica, los dos problemas que se quedaron sin resolver fueron la estabilidad de la moneda y la nivelación del presupuesto. Además, en 1925 aún no se había logrado formular una estrategia adecuada que pudiera conducir a la solución de ambos problemas.
Política monetaria de 1926-1929 . Calvo Sotelo
Fue a partir de 1925 cuando Europa comenzó a experimentar una expansión económica. En España también podríamos decir que fue a partir de este periodo cuando se comenzó a notar esa prosperidad económica, y las autoridades comenzaron a tomar medidas para tratar de estabilizar la peseta.
Los impulsos que ayudaron a que nuestra economía avanzara fueron sobre todo de la mano de la política fiscal, concretamente de los gastos públicos en inversión. La actividad del estado, estimuló la demanda agregada de bienes y servicios y generó un conjunto de economías internas y externas que facilitó la inversión privada en las actividades directamente productivas. Además, el crecimiento también fue debido al hecho de la aceleración no anticipada de la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero y por la depreciación del tipo de cambio de la peseta.
Calvo Sotelo, en su labor de Ministro de Hacienda, en un primer periodo se centró más en los problemas presupuestarios, dejando de lado a la política cambiaria. Sin embargo, a partir de 1928, fue la estabilización de la peseta y la posibilidad de adoptar el patrón oro su principal preocupación. Por lo tanto, durante ese primer periodo que abarca de 1926-1927, se intentó llegar a una nivelación del presupuesto mediante una política económica austera que no era sólo hacer economías en los presupuestos, sino más bien en intentar no amentarlos creando nuevos servicios. Se tenía una preferencia por la deuda a largo plazo, la necesidad de evitar los efectos perturbadores de las obligaciones del Tesoro sobre el mercado de dinero y la incertidumbre que conllevan los vencimientos cortos.
Fue a partir de 1928 cuando la atención se centró más sobre el tipo de cambio de la peseta, debido a la favorable evolución que estaba sufriendo la peseta. Esta evolución positiva fue debida a las expectativas de revalorización generadas por una creciente confianza en la situación política, económica y financiera de España, además de la mejora temporal de la balanza comercial debido al aumento de las exportaciones de vino y naranja y de la caída del precio de varios productos de importación.
Como ya hemos señalado, en el periodo anterior de la política de Calvo Sotelo, se había dejado que la peseta se revaluase, hasta que en 1927 nuestra moneda comenzó a sufrir una lenta pero continuada depreciación, por lo tanto fue en 1928 cuando las autoridades se enfrentaron al problema de la caída de la cotización en el exterior de la moneda. Ante las opciones que tenía Calvo Sotelo, y sabedor de ellas, sin embargo decidió no hacer nada y aplazar cualquier decisión sobre el tema, cuando para muchos autores resultaba obvio que con la depreciación de la peseta, ésta se iba a consolidar. El ministro sin embargo confió en una revaluación natural, aunque nada en España justificaba ese animado punto de vista, pues los precios en el mercado mundial mostraban una persistencia a la baja, además, ya en 1928 se comenzaba a n otra el desgaste político de la dictadura. Esa revalorización natural que Calvo Sotelo esperaba no llegó a producirse, sino todo lo contrario, pues la depreciación de la peseta se acentuó, por lo tanto, en 1928 la moneda española comenzó a recibir apoyo oficial en el mercado de divisas hasta enero de 1929, cuando se dio por terminada la primera fase de apoyo oficial. Hubo más tarde una segunda, que tampoco solucionó el problema que se estaba viviendo. Debido a estas situaciones, no fue hasta finales de 1928 cuando el ministro de Hacienda decidió adoptar una política monetaria deflacionista.
Calvo Sotelo dimitió en 1929, y Primo de Rivera reconoció que la intervención había sido un fracaso y un error, por lo que la dictadura finalizó sus días sin haber logrado estabilizar los cambios.

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